De la ausencia del dolor ajeno
Finas y dulces almohadas
Para el que saluda con besos
Esas manos blancas hermosas estrellas
Balanceas al instante que hechas ha andar
Que al tocarlas inspiran ternura y pureza
Y calman las mías cuando solas están
Esos labios prisioneros dioses
De tu boca son cielo y cárcel
Que provocan dulzura en mudas canciones
Y causan ceguera a poetas cobardes
Ese olor, tu olor, a primavera eterna
Que en fotos tuyas conservo
y a mis insomnes delirios se aferra
por que me acompaña y no te tengo
Que seria de mejillas, manos, labios y olor
Si no fueran tus ojos El primer delirio
Esos ojos negros que dan temor
Por eso no los veo, pero los imagino.
Roleto.

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